El uso de medicamentos es una práctica internalizada en la gran mayoría de los hogares de nuestro país. Adultos/as mayores, niños, niñas, e incluso mujeres embarazadas muchas veces deben recurrir al uso de fármacos para tratar dolencias y diversas patologías.
Ya hemos hablado sobre la automedicación y los peligros que se esconden tras el uso indiscriminado de medicamentos, en este artículo, intentaremos conocer un poco más sobre cómo se deben usar los medicamentos de manera segura durante el embarazo.
Aunque muchos medicamentos no han sido estudiados, la Administración de Alimentos y Drogas, (FDA) según sus siglas en inglés, permite el uso de fármacos en embarazadas, siempre y cuando los beneficios sean superiores a los riesgos para la madre y el feto.
Aún así, la primera recomendación es: “Si estamos frente a alguna dolencia o malestar físico, lo principal es no automedicarse, en ese sentido siempre es mejor tratar de consultar a un profesional de la salud, matrón/a, ginecólogo/a entre otros” señala Miguel Cáceres Gaete, Químico Farmacéutico Director Técnico de Farmacia La Avenida.
El embarazo es una etapa de especial atención para quien la vive, desde la alimentación hasta el cuidado de la piel, las embarazadas atraviesan por un tiempo de adaptación y cambios que, en ciertos casos, incluyen episodios que pueden llegar a incomodar a las gestantes: “Las mujeres embarazadas pueden presentar algunos síntomas o molestias durante ese período, para lo que mayoritariamente se utiliza paracetamol en dosis controladas. Por otro lado, son frecuentes las molestias gástricas como acidez y reflujo, sobre todo en las últimas semanas del embarazo” comenta Cáceres.
Una segunda recomendación tiene que ver con la incorporación de medidas no farmacológicas. Volviendo al caso de la acidez estomacal, que es frecuente en el último trimestre del embarazo, el Farmacéutico señala que: “En esos casos, se pueden administrar antiácidos para atenuar el síntoma, pero ahí también se recomienda tratar de evaluar desde dónde provienen las molestias, y ver diferentes opciones. En esos casos, hay algunas medidas no farmacológicas que se pueden tomar, como modificar la alimentación, evitando que pasen más de cuatro horas entre comidas, no permanecer mucho tiempo en posición horizontal, e incorporar una almohada un poco más alta a la hora de dormir, para evitar el reflujo gastroesofágico” explica.
Ojo con las infusiones
Es importante también tomar en cuenta el estado general de la embarazada antes de administrar infusiones o tés de hierbas, ya que las plantas medicinales contienen distintos principios activos que pueden estar contraindicados cuando existe un embarazo. “Hay hierbas como la Ruda, Menta o Poleo que no se recomiendan durante el período de gestación, ya que pueden producir contracciones uterinas o sangrado, lo que puede poner en riesgo el embarazo”. advierte.
Si la embarazada está bajo algún tratamiento médico o farmacológico específico, es recomendable siempre mencionarlo en controles y atenciones de urgencia. Por otro lado, será de suma importancia de leer y comprender bien la información descrita tanto en la caja como en el prospecto del medicamento: “Siempre hay que verificar elementos como fecha de vencimiento, condicion de venta y registro de Instituto de Salud Pública (ISP), ya que la información viene descrita siempre en cada presentación y es responsabilidad del usuario o usuaria en este caso, cerciorarse y tener conciencia sobre el fármaco que se está usando” afirma Miguel Cáceres.
Finalmente, el Director Técnico de Farmacia La Avenida asegura que “Es importante tomar en cuenta y tener a mano la Guia de Clasificación Teratogénica establecida por la FDA, ya que en ella se establece la categoría de fármacos que son seguros para usar durante el embarazo” concluye.